Hola a todos, estamos ya cerca del final
del caso, esta es la penúltima entrega. Estoy de celebración debido a
que hoy es mi cumpleaños así que,como regalo, para compartir mi felicidad, ¡el episodio
de hoy es doble! ^^, ya estoy repasando el segundo caso para empezar con él en cuanto
ultime detalles con el final de éste caso. Me alegro de estar aquí publicando y
de tener un editor tan chachi como tu, Naota. ¡Saludos gente!
Así que, sin más que añadir, os dejo con la penúltima entrega del primer episodio.
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-Señor Butz, ¿es verdad
que la victima, la señorita Stone lo había abandonado recientemente?
-Oye, cuidado colega
–protestó Larry– ¡Éramos muy felices juntos! ¡Éramos Romeo y Julieta, Cleopatra
y Marco Antonio!
- Esas parejas acabaron
todos muertos, ¿no?, – Pensó Wright.– No me había dejado ¡Solo que ya no me
devolvía las llamadas, ni quería verme, ni nada... ¡¿Y A USTED QUE MAS LE DA?! –Larry
se estaba alterando más y más por momentos. –
Sr Butz –intervino Payne–
lo que usted describe es lo que se suele entender por “abandonado”. De hecho,
lo había abandonado completamente ¡y se estaba viendo con otros hombres! ¡Acababa
de volver del extranjero con uno, el día anterior al asesinato!
-¿Que quieres decir “con
uno? ¡Miente! ¡Es todo mentira! ¡No me creo ni una palabra!- Larry recibió la
noticia con cara desencajada.
La
satisfacción se hacía patente en el rostro del fiscal Payne, quien acto seguido,
sacó de su carpeta una pequeña cartilla azul que alzó ante la sala.
-Su señoría, esto es el
pasaporte de la victima. Según esto, ella estuvo en Paris hasta la víspera de
su muerte.
Al
igual que con la estatuilla, el fiscal Payne le dio al alguacil unos documentos
que entregó al juez y a Phoenix, tras un momento de lectura, se reanudó la
sesión.
-En efecto, parece que
ella regresó en la víspera del asesinato el 30 de julio.
-No es posible, tío…–a Larry
le costaba digerir la repentina noticia. – El fiscal Payne volvió a la carga:
-La víctima era modelo,
pero sus ingresos eran notables, parece que tenía varios “papaítos”
-¿Papaítos? –Preguntó
Larry–¿Papaítos de quien?
-Pues hombres mayores que
le daban dinero y regalos. Dinero del que ella se aprovechaba para mantener su
tren de vida. –Explicó cortante el frío fiscal.–
-¡Tíiiiio…! –La cara de
Larry pasó de estar lívida y confusa a roja e iracunda.–
-Se ve claramente el tipo
de mujer que era la Srta. Stone. Díganos, Sr. Butz,
–Dijo mirando al
banquillo de los acusados– ¿qué opina ahora sobre ella?
Mia se acercó rápidamente
a Phoenix y le susurró:
-Wright, supongo que no querrás
que responda a esa pregunta, ¿verdad?
-Pues
claro que no, Larry tiene facilidad para soltar todo lo que se le pasa por la
cabeza.
Su señoría, mi cliente no
sabía que la víctima se veía con otros hombres, la pregunta es irrelevante par…
-Nick,
¡tío! ¡¿Como que irrelevante!? –Intervino Larry enervado– ¡esa perra tramposa!
Me va a dar algo. ¡Me voy a morir aquí mismo! ¡Y cuando la encuentre en el mas allá
pienso volver a matarla!
La
sala estalló en murmullos de desaprobación tras el desafortunado comentario de
Larry de forma tal, que el juez tuvo que apaciguar la sala con un sonoro golpe
de martillo.
-Sigamos con el juicio, ¿les
parece?
Este comentario
facilitaba mucho más las cosas para el fiscal Payne, el cual parecía que ya no
cabía en sí mismo del gozo ante el satisfactorio curso de los acontecimientos
que parecía que iban a su favor.
-Creo que ya todo el
mundo tiene claro el móvil del acusado…Tío, que mala pinta tiene todo esto. –Wright
no sabía cómo iba a salir de esta situación.–
-Pasemos a la siguiente
pregunta, ¿Usted fue a la casa de la víctima el día del asesinato, ¿no es así?
–Larry trago saliva.–Y bien, ¿fue o no fue?
-Eeeeh… Jeje. Bueno,
quizá si… quizá no…
-¡Oh
no! parece que si fue él, pero responder a eso es demasiado peligroso, le hare
una señal:
-Sr. Butz, “responda” a
la pregunta.
-Eeeh…Pues, no me
acuerdo…–Su cara no era nada convincente. –
-¿Qué no se acuerda? –Payne
sonreía. –Vaya, pues tendremos que refrescarle la memoria.
-¡Tenemos un testigo que puede
afirmar que el acusado fue a la casa de la victima aquel día!
-Bueno, eso simplifica
las cosas –intervino el Juez–, ¿quién es su testigo?
-El hombre que encontró
el cuerpo de la victima. Justo antes de ese macabro descubrimiento, ¡vio al
acusado salir de la escena del crimen!
La
sala prorrumpió en exclamaciones que tuvieron que ser sofocados con varios
golpes de martillo.
-¡Orden, orden en la
sala! Sr. Payne, la acusación puede llamar a su testigo.
-De acuerdo, su señoría.
Mientras el alguacil salía de la sala por la puerta detrás del banquillo del
fiscal, Phoenix pensó que loa cosa no podía ir peor.
-El
día del asesinato, mi testigo vendía periódicos en el edificio de la victima.
Llamo al estrado al Sr. Frank Sahwit! – En la sala entró un hombre de mediana
edad enfundado en un traje fucsia que nada más entrar inundó la sala de un olor
de colonia barata. Su cara tenía un deje de complacencia que hacía a Phoenix
desconfiar un poco además tenía algo raro que no lograba identificar, como si
algo no estuviera bien. El hombre se acercó al estrado acompañado del alguacil.
-Señor Sahwit, –Payne se
paseaba por la sala mientras preguntaba tranquila y pausadamente– ¿usted vende
periódicos, verdad?
-Tranquilícese, señor
Sahwit, y por favor cuente al tribunal
lo que vio el día del asesinato, por favor.
-Pues
verá –su voz se notaba un poco mas segura– yo iba de puerta en puerta vendiendo
suscripciones cuando vi huir a un hombre, pensé que debía tener mucha prisa,
porque se dejó la puerta entreabierta. Me pareció raro, así que eché un vistazo
al apartamento y entonces la vi, en el suelo. Una mujer… inmóvil. Muerta. Me
eché a temblar de miedo y no pude entrar. Pensé en llamar a la policía
inmediatamente, pero el teléfono del apartamento no funcionaba, así que salí al
parque más cercano a buscar una cabina. Recuerdo la hora a la perfección, era
la 1 de la tarde. El hombre que salió corriendo es, sin duda, el acusado que
esta sentado allí.
El juez se quedó
meditabundo, Wright, por otro lado, no lo estaba pasando precisamente bien. En
menudo lío se había metido, debí haberle dicho a Larry que respondiera con
sinceridad, ahora estoy en una situación peor.
-Por cierto, –pregunto el
juez– ¿por que no funcionaba el teléfono de la victima?
-Su señoría; en el
momento del asesinato había un apagón en todo el edificio.
-¿Y no se supone que los
teléfonos deberían funcionar en un apagón?
-Sí, su señoría, sin
embargo algunos teléfonos inalámbricos no funcionan, y el teléfono usado por la
victima era de este tipo.
-Entiendo –afirmo el
juez. –
-Además, su señoría,
tengo un informe del apagón por si desea examinarlo.
Le entregó la documentación convenida
para el juez y la defensa.
-Y ahora, Señor Wright.
-¡SI!
–Dejó escapar con un hilo de voz agudo. Carraspeó un momento- Si, ¿su señoría?
-Puede empezar con el
interrogatorio.
-¿Interesante? Estamos en
un callejón sin salida, ¿cómo nos vamos a librar de esta?
-Tu cliente es inocente, ¿cierto?
En ese caso, ¡ese testigo ha mentido en su declaración! ¿O es que realmente
piensas que tu amigo pudo haberlo hecho?
-Tienes razón –Phoenix se
sintió avergonzado de si mismo. – ¿Y cómo demuestro que no lo es?
-Tú tienes la clave, está
en las pruebas. Revísalas, compáralas con lo que ha dicho el testigo y saca la
verdad a la luz, sé que puedes hacerlo Phoenix. La sonrisa de Mia le dio a
Phoenix la fuerza que necesitaba. Le dedicó un momento a la lectura del
documento de la compañía eléctrica y repaso rápidamente sus notas.
-Señor Sahwit, ¿podría
repetir su declaración, por favor?
-Por supuesto. Frank
Sahwit repitió su declaración palabra por palabra. Pero cuando llegó a la
declaración de la hora a la que encontró el cadáver Phoenix Wright se levantó
de su asiento y exclamó:
-Sr. Sahwit, usted afirma
que se encontró el cadáver a las 13:00, ¿verdad?
-Si, así es, señor
abogado –su voz parecía perder seguridad–
-Francamente, lo encuentro
un poco difícil de creer. Porque según el informe de la autopsia, la hora de la
muerte se sitúa después de las 16:00, no había nadie…, Perdón, no había ningún
cadáver a las 13:00. ¿Como explica usted ese lapso de 3 horas?
-¡Oh, eso! Mm… pues… –comenzó
a sudar y a balbucear ligeramente confuso. –
-¡Protesto!
–Exclamó Winston Payne como si estuviese devolviendo una pelota en un partido
de tenis– ¡eso es algo trivial! ¡El testigo pudo simplemente olvidar la hora!
-Sr. Sahwit, ¿porque esta
tan seguro de que encontró el cadáver a las 13:00?
-Yo… esto… bueno… ¡Caramba,
es una buena pregunta! Acabó por decir Sahwit como si improvisara una línea que
hubiese olvidado de su guión en plena actuación–
-¡Excelente trabajo
Wright! Vas a desestabilizarlo. Eso es lo que hay que hacer, descubrir las
contradicciones, una mentira siempre oculta otra, desenmascara una y toda su
historia se desmontará.
De repente Sahwit
intervino como si de una epifanía se tratase:
-¡Un momento! Ahora lo
recuerdo!
-¿Podría repetirnos de
nuevo su declaración? Respondió el juez.
-Claro, verá, cuando
encontré el cuerpo oí la hora. Una voz dijo la hora. Probablemente seria la
televisión. ¿Pero iba con retraso no? Seguramente la victima estaba viendo
algún programa grabado en el vídeo. Por eso pensé que eran las 13:00, lamento
muchísimo el malentendido.
-Entiendo. Sr. Wright
puede proceder.
Mia
azuzó a Phoenix
-Ya
sabes lo que hay que hacer, ¿verdad?
-Por
supuesto, Sr. Sahwit, ¿usted afirma que la víctima estaba viendo un programa de
televisión grabado verdad?
-Claro,
por supuesto. Su cara no inspiraba la misma confianza que quería dar a entender
con sus palabras.
-Como la acusación ha
dicho antes, había un apagón en el momento del descubrimiento del cadáver, y
este informe de la compañía eléctrica lo demuestra –dijo mientras agitaba el
documento. –¡No pudo haber oído ningún televisor, ni ningún video señor Sahwit!
Del sudor, al señor
Sahwit… ¡¿se le acababa de rodar el pelo?!
-Yo… bueno…Sahwit no sabía
dónde meterse.
-La defensa tiene razón, ¿tiene
una explicación para esto, Sr. Sahwit? Intervino el juez.
-No. Yo… me parece algo
bastante intrigante, –su voz había dejado de sonar tan agradable para dar paso
a una voz más grave y entrecortada– ¡Ah, espere! Ahora lo recuerdo!
-Señor Sahwit, –se dirigió
el juez al testigo– la corte preferiría oír una declaración exacta, desde el
principio, estas rectificaciones están dañando su credibilidad y, además,
parece bastante… aturullado.
-P-pido disculpas, su señoría.
Esto… Debe ser por la conmoción por lo sucedido.
-Muy bien Sr. Sahwit,
escuchemos su declaración una vez mas, por favor.
1 comentario:
Para ser exactos, el cumpleaños de Valdrak fue ayer, día 21, el post ha salido un poco más tarde por razones de tiempo. Disculpad el retraso, la semana que viene haré un pequeño vídeo donde adelanto un par de cositas de la próxima temporada.
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