Sayonara Zetsubou 2011

Esta es la sexta vez que me despido del año en este blog, y me he dado cuenta de hasta que punto me desahogo en él artísticamente (?), por no hablar de la sensación de deber que tengo desde que instauré la periodicidad semanal, la cual cumplió un año el 13 de noviembre, aunque no sé si es muy justo decir que llevo todo el año, con tanto paréntesis, aunque la verdad, si no los hiciera, la calidad de mis posts habría caído en picado (aún más).


Este año ha sido un año lleno de posts, a veces, medio obligado a cumplir con el ritmo de publicación, han salido cosas bastante estupendas, otras, no tanto, y reconozco que algunas hasta las he hecho por cumplir sin ningún interés.

Como todos los años toca, me despido de este año con cierta melancolía, rememorando lo mejor que ha sucedido en él, y lo peor...
Como todos los años, analizo qué es lo que cambiará y qué es lo que seguirá igual.
Como todos los años, me despido de un año que tampoco es que me haya dejado demasiado contento.
Y, como todos los años, hago un post para despedir el año de turno, que ya se está quedando viejo en un post en que la palabra año se repite tanto como mis posts anuales de despedida del año viejo.

Y, como buen animal de costumbres que soy, despido el post y el año que se acaba con un chicas y guitarras eléctricas.

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